Una vez más, la tarde taurina más importante del abono se la cargan los de siempre, los taurinos. Para empezar, pretenden colar cinco toros sin trapío de Victoriano del Rio, pero al blandengue presidente de hoy D. Gabriel Fernández le cuelan siete toros terciados impropios de plaza de primera y de entradas tan caras más el 10%, una gran parte de los boletos.
Como argumentos taurinos en estos tiempos apenas podemos encontrar en este tipo de corridas impuestas por las figuras, debemos referirnos a ese gran acto social que en el monumento de la Maestranza se desarrolla cada año. Mucho postureo, caras conocidas a reventar, modelitos de estreno, políticos de postín y lo peor de todo la represión de la libertad de expresión de los espectadores.
Sr. Valencia, tome buena nota. El Art. 20.1 de nuestra Constitución dice “Se reconocen y protegen los derechos a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”.
El Art. 20.2 dice, “el ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa”.
Así, que disponga lo necesario para que sus empleados no impidan ni llamen la atención de ningún espectador por hablar durante la lidia de un toro y menos aún por mostrar una pancarta de apoyo a la tauromaquia en Cataluña. Es lamentable que en pleno siglo XXI ocurran estos sucesos.
El medio toro de esta tarde da para poco, que no sea el aburrimiento en los incómodos tendidos, Animales sin la fuerza y el fuelle necesario para ofrecer una lidia digna del toro bravo y encastado. El primero fue devuelto de milagro. Sí, de milagro. El blandengue presidente tras visionar las caídas del toro de algodón, le dice a Ferrera tras la segunda entrada al caballo que mueva el toro. Lo habitual, el torero quiere quedarse con el toro blandengue y capote al cielo. Nuestro temor se iba a hacer realidad cuando el blandengue saca el pañuelo blanco para mantener el toro en el ruedo, pero debió tener un rayo de inspiración taurina, guarda el blanco y saca el verde. Menos mal.
Sobre los toreros, el que obtuvo mejor nota fue el torero de la empresa, Roca Rey. Al terciado tercero de la tarde le recetó unas ajustadas y templadas verónicas rematadas con una media estimable. De quites, nada de nada toda la tarde, el medio toro no lo admite.
Roca Rey estructura una buena faena de muleta a base de colocación, valor y templar los muletazos, aunque algunos de ellos al principio pecaron de poco ajuste. Defecto que a medida que el torete fue a menos cambió por arrimones de su estilo que encandilan al respetable. Le dieron una oreja.
Lo más destacable de Ferrera es que ratificó su buen momento de esa torería de veterano destacando ese saber llevar muy bien a los toros, cargar la suerte hasta conseguir algunos muletazos estimables.
Manzanares en su línea. Consentido por sus incondicionales al mostrar una vez más ese toreo desviado y en la mayoría de las ocasiones con desplazamiento del toro más de lo debido. En su primero quedó al descubierto en la faena de muleta sufriendo un espectacular volteretón que afortunadamente no tuvo consecuencias graves.
Paco María pico bien al segundo de la tarde y fue justamente aplaudido.
SEVILLA. DOMINGO DE RESURRECCIÓN 2018. TOROS DE VICTORIANO DEL RIO PARA ANTONIO FERRERA, J.M. MANZANARES Y ROCA REY. SEVILLA, ENTRE EL ACTO SOCIAL Y EL MEDIO TORO
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