U. T. A. A.

Esta tarde se anuncia en el abono una novillada con los triunfadores de la temporada. El aficionado se pregunta si la ganadería anunciada de Toros de la Plata ha triunfado este año en algún sitio. Este ganado es propiedad de un señor que se hizo rico con otros negocios y con sus pingues ganancias, como tantos otros, compra una gran finca, compra presunto ganado bravo y figurar en la nómina social y falsa de la tauromaquia. Claro, con estos antecedentes ya se ven los resultados. Los novillos de esta tarde, algunos abecerrados tuvieron por divisa lo que es el antitoro. Faltos de fuerza, cara alta, tendencia a tablas, ausencia de casta y al salir uno tras otro con estos defectos nos preguntabamos en los tendidos donde estaban los novillos de Espartaco, que realmente si fueron triunfadores en la presente temporada.
Ante este material, poco que reseñar de los voluntariosos novilleros. Se estrellaron y hasta se dejarón revolcar en sus intentos de hacer lo que era imposible.
Reseñar de Martín Nuñez que a pesar del material que tuvo enfrente, debe colocarse mejor y no inhibirse tanto en la suerte de varas. Recordar que cuando se quiere triunfar hay que entregarse y no dejar en manos del subalterno lidiador poner al novillo en suerte.
Ganas y valor derrochó Esaú Fernández recibiendo sus dos oponentes a portagayola, pero ante el novillo parado, de un cuarto de embestida y caras altas, demasiado hizo arrimandose e intentando llegar al público.
El madrileño Lopez Simón de maneras y posturas alambeadas y parsiminiosas dejó en el albero sensaciones de un toreo de piés quietos y emociones fuertes, pero hay que esperar a verlo con ganado movible que le pida guerra.
La Maestranza se contagia de la mediocridad actual y obliga a saludar pares de banderillas, no ya vulgares, sino hasta mal ejecutados. En fín los malos tiempos.
Novillada para olvidar y recordar a la empresa que de triunfadores, nada de nada. Se olvida del elemento principal que es el toro.