U. T. A. A.

La corrida portuguesa de Palha estuvo mal presentada, desigual, con toros que cumplian los cuatro años en este mes de abril y por lo tanto se pueden lidiar como toros y como novillos. Es una “gracia” del reglamento andaluz a los “ganaduros” y por eso el segundo de la tarde era una “raspa” con cuernos. El tercero, anovillado y el resto feos de hechuras. No olvidar que el equipo gubernativo que aprobó estos animales es el mismo que consintió lidiar los impresentables victorinos de la temporada pasada. En el caballo se dejaron pegar y después eran broncos y peligrosos.
Serafín Marin ofreció un recital de lidia parsimoniosa, con demasiados tiempos muertos, sin entrega en ningún momento, que aburrió sobremanera al personal.
El mexicano Arturo Macias estuvo toda la tarde muy valiente pisando terrenos comprometidos, más por inexperiencia que por técnica, de la que anda cortito. Es meritorio lo suyo, pués se entrega y tiene disposición, pero sus carencias ofrecen ventajas a los toros y de seguir así sufrirá más percances. El de esta tarde en el quinto fue espectacular y a pesar que el toro le avisó dos veces, no se amilanó y fue prendido.
El vasco Ivan Fandiño lo intentó, pero sus toros fueron mansos y complicados. Quedó inedito, aunque no denota que pueda alcanzar altas cimas en esto del toro.
Tarde para olvidar. Faltó casta en los toros y el respetable soportó como pudo la infumable tarde.